Mi primer contacto con el tarot lo tuve a través de un libro que encontré por casualidad en una librería: «Jung y el tarot» se titulaba; en la introducción la autora hablaba de la figura del loco, uno de los 22 arcanos mayores. En el tarot de Marsella aparece representado como un vagabundo acompañado de un perro y que lleva sus pertenencias en una bolsa. ¿Tiene casa? ¿Es un mendigo? ¿Qué hay en la bolsa?

Lo primero que cabe preguntarse es por qué la figura de un vagabundo es «el loco» (o «le mat» en francés). Ese nombre a mí me hace ver en el vagabundo, no a un mendigo muerto de hambre que sufre y rebusca en las basuras, sino a alguien que ha elegido vivir de otra manera, sin apegos de ningún tipo y a la aventura, no sabe dónde va a dormir, no sabe qué va a comer, esa actitud que a muchos nos espanta pero que es propia de alguien que confía en sí mismo y que sobre todo, ama la vida y la libertad. El «lado oscuro» de este loco del que hablamos es la soledad, el loco no vive en el mundo (otro de los arcanos del tarot por cierto), es pura energía y por eso es tan atractivo pero es energía que no ve a nadie y que puede arrasar con todo lo que encuentre a su paso.

Me recuerda la imagem del loco con su bastón a un peregrino haciendo el Camino de Santiago, yo he hecho el Camino y he fantaseado con aquello del desapego y la libertad, eso sí con la tarjeta de crédito a mano por lo que pudiera pasar…  El encuentro con el loco en la vida real, con el loco del tarot, no nos deja indiferentes. Las figuras del tarot son arquetipos, imágenes familiares a todos nosotros que operan de forma inconsciente y ante las que inevitablemente reaccionamos de alguna manera. A mí particularmente este tipo de loco me molesta; ¿Será envidia? ¿Será que frente a él me veo un poco mediocre, temeroso de ridículos peligros? o ¡peor aún! ¿Querrá algo de mí? ¡Con esta gente nunca se sabe! En definitiva, nuestra reacción es lo importante y lo significativo. Habla de nosotros.

Entonces pensé que partiendo del tarot de Marsella podría hacer mi versión de cada uno de los arcanos intentando buscar eso a lo que me refería, la reacción significativa. Me puse manos a la obra y fui trabajando en cada uno de ellos: primero un esbozo a carboncillo para terminar en 22 xilografías. Puesto que tratamos con imágenes ancestrales y arquetípicas (pero también personales), quise que la técnica acompañase y fuera también tradicional y artesanal. Escogí la xilografía; se trata de una técnica de impresión con plancha de madera originaria de China. Como método de impresión sobre tela, los ejemplos más antiguos que sobrevivieron en China son anteriores al año 220. Al terminar el siglo XV perdió fuerza frente a la calcografía, que es mucho más precisa. Hoy día su uso como técnica industrial es nulo.

** ENGLISH VERSION **

I had my first contact with Tarot through a book found by chance in a bookstore: «Jung and the tarot» was titled; In the introduction the author talked about the figure of the fool, one of the 22 major arcana. According to Tarot of Marseille he is represented as a homeless accompanied by a dog who carryes his belongings in a bag. Does he have a house? Is he a beggar? What’s in the bag?

The first thing to ask is why the figure of a homless is «the fool» (or «le mat» in French). That term makes me see in the homeless, not a starving beggar who suffers and rushes in the garbage, but someone who has chosen to live another way, without attachments of any kind and open to adventure, he does not know where to sleep, he does not know what to eat, that attitude that frightens many of us but that is typical of someone who trusts himself and who, above all, loves life and freedom. The «dark side» of this fool is loneliness, the fool does not live in our world (another of the arcana by the way), it is pure energy, and that is why it is so attractive but it is energy that does not see anyone and that can wipe out everything in its path.

The image of the fool makes me think of a pilgrim doing the Camino de Santiago, I have done it and I have fantasized about detachment and freedom, but with the credit card at hand for what could happen … The encounter with the fool in real life, with the foll of the tarot, does not leave us indifferent. Tarot figures are archetypes, images familiar to all of us that operate unconsciously and to which we inevitably react in some way. Particularly I find disgusting this type of fool; Will it be jelousy? Could it be that in front of him I look a little bit mediocre, afraid of ridiculous dangers? or even worse! Will he want anything from me? With these people you never know! In short, our reaction is important and meaninful. It talks about us

Then I thought that starting from the tarot of Marseille I could develope my version of each of the arcana trying to find what I was talking about, the meaningful reaction. I started working on each one of them: first a charcoal sketch to finish in 22 woodcuts. Since we deal with ancestral and archetypal (but also personal) images, I wanted the technique to accompany and also be traditional and handmade. I chose the woodcut; It is a printing technique with a wooden board originally from China. As a method of printing on fabric, the oldest examples that survived in China are prior to the year 220. At the end of the fifteenth century it lost strength against chalcography, which is much more precise. Today its use as an industrial technique is null.